Día de Pellas y Casa Surace

¿Sabes de esos días en los que tienes mil cosas que hacer, pero decides pasar de todo y salir a disfrutar del sol? ¿Sabes de esos días en los que tomarte un respiro, es parte de tu destino? De esos días en los que todo sale bien. Los días de “pellas”.

Pues debes saber que mola muchísimo tomarse días así. Después de salir de fiesta el Jueves a un local junto a Piazza Dante y terminar a las 4 de la mañana, tocaba despertarse. Había apalabrado a mi compañero de piso salir por Nápoles, aprovechar el sol, hacerle compañía en su día libre.

Para mi que soy del sur, el sol está genial y tal…pero lo veo algo normal. Pero para la gente “del norte” es como una obsesión, como una bendición climatológica que hay que disfrutar al máximo cada día. Anyway, en Nápoles el tiempo está algo loco, así que mejor aprovechar los días de sol a dejarlos pasar, sobre todo en primavera.

Andando por el Centro Histórico y después por Toledo llegamos al negocio de Pizza Frita de Gino Sorbillo. Eran las 12 de la mañana y bueno…ver cómo mi compi pedía algo de comer, terminó haciendo mella y yo también me pillé una Pizza Frita de Cicoli.

No sabéis cuánto mola sentarse en las escaleras de Piazza Plebiscito, bajo las columnas, con un manjar como la Pizza Frita y con el sol de cara. ¡Que puta maravilla! Tras esta pequeña parada hedonista, llegamos al Lungomare, el paseo marítimo.

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Estaba petadísimo de gente. En las piedras, decenas de personas tumbadas en pequeños grupos, charlando, disfrutando del día, bebiendo, escuchando música, etc. Primero nos sentamos junto al agua y después…acabamos tumbados en las piedras.

Éramos dos lagartitos bajo el sol. Sin embargo, la experiencia es de absoluto disfrute. Te tumbas, con los auriculares reproduciendo tu música favorita y viendo en el horizonte un panorama impresionante culminado por el Vesubio.

Después de reposar las grasas de la pizza frita y de quemarme al sol (hay que usar crema solar si o si), emprendimos el camino de vuelta a casa. En el camino, una sorpresa. Paseando de vuelta nos encontramos a…¡los chicos de Casa Surace!

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Para los que no sepan que es: Casa Surace es un Sociedad de Producción Audiovisual que tiene muchísimo éxito en YouTube. Son creadores de sketches de humor sobre Italia, sus costumbres y sobre todo, sobre la vida napolitana, sus “peculiaridades”.

Hacen muchísimas bromas sobre las diferencias entre la gente del norte (Milán) y los sureños o “terrones” (gente de la italia del sur, como término despreciativo e irónico al mismo tiempo). Hacen vídeos sobre cómo hacer bien la comida italiana, críticas sociales y un sinfín de contenido que consigue sacarte un par de carcajadas.

Yo, ni corto ni perezoso me acerqué y con amabilidad les pregunté que si podíamos echarnos una foto juntos. Por supuesto, partimos de que son italianos del sur (la mayoría de ellos), con lo cual, la foto está garantizada y el buen rollo también. Pero es que encima, fueron super simpáticos con nosotros, muy cercanos, muy cracks.

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Fue un momento muy fanboy, como si un español se encontrase a “ElRubius” en medio de la calle, pero valió la pena. De verdad, os recomiendo encarecidamente que os suscribáis al canal de Casa Surace o que al menos, veáis algunos de sus vídeos:

En fin. Que el día pintaba bastante bien. Pero no quiero terminar la entrada sin hablar sobre las 2 horas y pico cocinando una tortilla de “papas” normal y otra con cebolla, que salieron bastante bien. No quiero terminar sin hablar de la cena tan agradable que tuvimos esta día, donde Manuel e Ilaria nos ofrecieron una paella…¡de puta madre!

Además, después pequeña salida a Bellini para seguir embriagándome (tras media botella de vino, tres chupitos de vodka…) con una Peroni Napoletana, en buena compañía, por supuesto. Vida erasmus al 100 % y resacón al día siguiente xD.

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A partir de Marzo, me doy cuenta que llegan los días buenos en Nápoles. Las noches son más cortas, las horas de sol más largas. Se terminan los exámenes del primer semestre, empiezan de nuevo las fiestas, la gente está más animada, etc.

La experiencia erasmus va llegando a su fin, poco a poco. El tiempo transcurre deprisa, más de lo que yo quisiera, y entiendo que esto…no es la vida real, pero hay que disfrutar los momentos al máximo, que esas experiencias, no nos las quita nadie.

Fotos Napolitanas Volumen 1

A lo largo de la semana hago muchos, muchos…muchos kilómetros por la ciudad de Nápoles. Durante ese tiempo me dedico a fotografiar escenas, paisajes, estampas características de la ciudad que subo en instagram (@anatomiadenapoles).

Sin embargo, hay muchas otras fotos que caen en el olvido dentro de las carpetas de mi ordenador. Es por ello que todas las semanas, haré un pequeño recopilatorio y las subiré en esta sección del blog. Espero que os guste, tanto como a mi fotografiarlas.

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El arquero napolitano. Quartieri Montecalvario

Esta foto la realicé tras adentrarme en el Quartieri Spagnolo y terminé subiendo, subiendo hasta llegar a Corso Vittorio Emanuele. No sabría indicaros por donde se encuentra, pero la clave para encontrarlo es perderse un poco a través de estas zonas.

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La última cena napolitana

Esta foto está realizada en la Parroquia de Santa María La Aparente, allá por Corso Vittorio Emanuele. No es una iglesia especialmente grande, pero está muy bien conservada y puedes encontrar estas pequeñas obras de arte en su interior.

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Parque Virgiliano. Fuorigrotta

Digamos que esta es la “otra cara” de lo que puedes ver en el Parque Virgiliano. Además de la cripta y tumba de este clásico poeta latino, o de las vistas impresionantes desde la parte alta, se puede ver el inicio de la estación y Nápoles a su espalda.

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Castillo Asherman

No sé si se puede subir al último piso de esta infraestructura. Personalmente creo que me “colé” en el interior de este castillo, y pude tomar (entre otras) esta instantánea. Las vistas son impresionantes. Es un sitio que no muchos conocen en Nápoles.

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Mirador en Via Posillipo

Sin dudas, uno de mis lugares favoritos de Nápoles. No sólo por la vista impresionante que encuentras si no porque está bastante alejado de la ciudad. Para llegar a él, o tomas el bus, o andas varias horas…o vas corriendo. Ventajas de ser un “runner”.

Espero que os gusten las fotos. Dejaré las originales en mi cuenta de Flickr, por si alguien quiere utilizarlas (con la correspondiente mención) y hacer un buen uso de estas capturas. Nos vemos la próxima semana con más fotitos napolitanas.

Los Besos Efímeros. Arenile.

Durante esta semana, además de salir a una infinidad de eventos erasmus, he ido a uno en particular que me ha llamado mucho la atención. El lugar en cuestión se llama “Arenile” y es una discoteca al aire libre, situada a las afueras de Nápoles.

A este evento, organizado por Erasmusland, fui sin conocer prácticamente a nadie. No he salido “a tope durante el primer cuatrimestre” y si lo he hecho, ha sido con italianos. Pero estamos de erasmus y lo importante es ser abierto, no ser tímido y tratar de conocer gente. Y así fue como me planté a las 21 en el meeting point frente al Museo.

Esta zona en cuestión era la idónea para realizar el “precalentamiento” de la fiesta, que traducido a lenguaje vulgar, era el sitio del botellón. Un tanto poético y gracioso embriagarse a las puertas de uno de los edificios más culturales de Nápoles.

El sitio estaba lleno, llenito de españoles. Y lo cierto es que conocí a gente muy interesante, simpática y abierta. Tenía un poco de reparo porque ya había experimentado en los primeros meses ciertos “detalles feos” por parte de erasmus españoles, pero en esta ocasión estuvo muy bien. Por supuesto, la excusa para socializar: beber. Aunque siendo franco, una cerveza en buena compañía, sienta bien.

A eso de las 23 pillamos los autobuses contratados por los de Erasmusland y nos dirigimos a Arenile. Tras unos 20 minutos de trayecto donde pude conocer a más gente en el bus, arrivamos al lugar en cuestión y nos dispusimos a entrar.

Tenía muchas expectativas depositadas en este lugar, y lo cierto, es que no me defraudó en cuanto a tamaño. Arenile es un espacio enorme donde han dispuesto algunos edificios prefabricados y carpas, muchas carpas. El lugar donde se hacía cola (que era inmenso), estaba lleno hasta la bola de italianos, todos vestidos con el característico color negro y con su peculiar estilo “cani” formal.

Los erasmus no tuvimos que hacer cola, si no que directamente pasamos por una puerta lateral. No me hizo ni puñetera gracia que a los tios nos parasen en seco para dejar entrar primero a las chicas. La regla del portero era que si había mujeres para entrar, aunque estuvieran detrás nuestra en la cola, ellas entraban primero y nosotros esperábamos. Incluso así, teníamos que esperar más que ellas para entrar y nos cacheaban. Parte del machismo repugnante y retrógrado que pervive en Italia.

Una vez dentro, comentar que el lugar es espectacular. Una enorme explanada de césped bien delimitado con caminos, varias carpas situadas circundando el lugar y una carpa central donde estaba la pista de baile. Todo ello, al lado del mar.

En cuanto al evento en sí, estuvo bastante bien. Hasta la 1 de la mañana se estaba aceptablemente bien. Pero conforme fue llegando más y más gente la carpa de baile se volvió insoportable. Te costaba muchísimo poder bailar “a tu aire”, cómodo. Era un piel con piel contínuo, un roceteo continuo, un trajín de gente de un lado a otro sin parar. No es un lugar apto para claustrofóbicos.

Aún así la música estaba aceptablemente bien, el entorno estaba cargado de energía (y de hormonas) y se podía echar un buen rato. Sí que me di cuenta que de nuevo la gente de erasmus iba en plan “piña” haciendo grupitos, sobre todo las chicas. En parte por amistad y en parte para evitar a los señores babosos del lugar.

A mi particularmente me la pelaba bastante esta actitud. Una vez que suena la música, me centro en disfrutar, en bailar y en desconectar de todos los que me rodean. Ni siquiera tengo que preocuparme del intentar “bailar” con otra persona. Si me apetece lo hago, y si no me apetece, sigo bailando a mi bola. Es así de simple.

A eso de las 2 de la mañana, empezó la situación insostenible que da título a esta entrada. Comenzó el puterío. Y quiero centrar este concepto especialmente en los italianos. Decenas de ellos, dando vueltas por la sala sin parar, buscando chicas a las que entrarles, empujando, agobiando a las chicas como animales…

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La foto está desenfocada con premeditación. Arenile.

Y comenzó el festival de besitos. Pequeñas parejas distribuidas aquí y allá, dándose el lote al ritmo de la música, y comíendose los morros como si les fuera la vida. En toda mi vida, sólo he realizado este tipo acción una sola vez, cuando era un adolescente hormonado, allá por la época de las discotecas light. No le encuentro la gracia.

Sin embargo, lo respeto. Allá cada cual con su forma de ligar, o de conocer gente. Supongo que después de comerse la boca, la gente se los números, quedan de nuevo y quien sabe…lo mismo encuentran así al amor de su vida. Pero me da la sensación de que sólo les supone un frugal y animal sentimiento de satisfacción personal. Pues OK.

Hubo un cierto punto en el cual, tanto la búsqueda de contacto sexual boca a boca, como cualquier otro que implicase “arrimar la cebolleta”, se convirtió la motivación principal de muchos y en el malestar de otros que lo sufrían. Por supuesto, los que forman parte del juego ni les viene ni les va, simplemente están dentro del juego.

Pero los que no…los que solo hemos ido a “puto bailar”, tenemos que soportar los tios empujándote yendo de aquí para allá buscando “carnaza”, a las tias que te miran con cara rara, valorando si eres un peligro potencial a su sexualidad. No sé, no me mola este rollo. De hecho, es precisamente “el rollo que me corta el rollo”.

Para que os hagáis una idea de lo que esperaba. En Sevilla hay un lugar a pequeña escala de Arenile, que se llama “Terraza Alfonso”. Allí ponen buena música para bailar, copas en una carpa, es un espacio al aire libre, etc. Y se está de puta madre. Por supuesto, hay gente que va a ligar o a intentar comerle la boca a otra persona, pero no lo hacen de una forma tan transgresora, desagradable o animal. Yo no lo he visto.

En fin. Si Arenile estuvo ayer así, no quiero pensar cómo estará en verano. Me gustaría volver, porque la música estaba bastante bien (exceptuando a  los DJs, Jay santos inclusive, que objetivamente eran una basura) y porque el ir con erasmus, es divertido. Pero desde luego, este tipo de “besitos” los respeto, pero no me van.

Indistintamente de si tienes pareja o no, la gente dería reconocer cual es el objetivo principal de asistir a estas discotecas: bailar, conocer gente, reducir el espacio personal con moderación, pasar un buen rato, beber en compañía, etc.

A eso de las 4:30 nos volvimos en el autobús y al llegar a Nápoles, cada cual tiró para su casa. Llegué sobre las 5:15, me eché a dormir hasta las 6:30 y después…al quirófano. Fue sin dudas una noche peculiar. Espero que os sirva la info. Ciao tuttifrutti.

El Síndrome Erasmus

Llamálo raro, extraño, distinto. Así es como me siento, así es como lo vivo. Una sensación de no pertenecer a ninguna parte, y pertenecer a todos lados al mismo tiempo. La incoherencia de sentirte en casa, y en un lugar extraño a la vez.

Después de haber viajado miles de kilómetros. Después de haber vuelto a hacer noche en el aeropuerto de Fiumicino. Después de haber vuelto a casa tras 12 horas de viaje. Asi me siento. Y encima, tengo ganas de volver a Nápoles. ¿Qué es esto?

Lo peor es la adaptación. Fácil o relativamente fácil cuando vuelves a tu hogar original, el cual encuentras prácticamente igual que cuando te fuiste…pese a que tú sientes que has cambiado desde que lo dejaste. Difícil o relativamente dificil, cuando debes volver a Italia para coger ritmo a sus calles, a sus manías, a su forma de vida.

Por delante, tres meses en los cuales no volveré a Sevilla. Tres meses en los cuales no veré a mi familia, no veré a mis amigos, no veré a mi pareja, etc. O para darle un tinte más dramático aún: tres meses en los cuales me saltará por primera vez en mi vida La Feria y la Semana Santa de Sevilla, el cambio de estación, la vida sevillana.

Tres meses frenéticos donde recibiré visitas, donde espero viajar mucho, donde pretendo culminar mi carrera de Medicina, donde saldré y entraré como si no hubiera un mañana, donde conocer gente será prioridad, donde ser feliz…primará.

Tres meses. Llámalo raro, extraño, distinto…pero no sé como me siento. Lo que sí sé es que mañana domingo, en cuanto termine mi octava maratón, comenzaré los últimos tres meses de estancia eramus. Y ello, me hace inmensamente feliz.

Disfrutando de la Napoli City Half Marathon 2017

Ilusión, mucha ilusión al escribir este título. Desde que llegué a la ciudad de Nápoles allá por Septiembre, he estado buscando alguna carrera de gran calibre a la que apuntarme. Al no celebrarse este año la Maratón, la media era la mejor opción.

No las tenía todas conmigo. Pensaba que me quedaría sin correrla. El precio de la carrera sumado a tener que sacarme una “especie de licencia” (RunCard), hicieron que me lo pensase muy mucho. Pero finalmente, conseguí dorsal por otros medios.

El sábado 4 desperté algo tarde, puesto que la noche antes salí con mi compañero de piso por la zona de “marcha italiana”. Sin embargo, mi determinación a ir a la feria del corredor era férrea. Tras almorzar y recoger el cuarto me calcé las zapatillas y salí a caminar. El destino: Mostra de Oltremare, en el distrito de Fuorigrotta.

Pensaba que estaría más cerca…pero no. Casi dos horas andando que me permitieron ver con tranquilidad el Lungomare, el parque de Chiaia (digno de pasear por él), pasar bajo el túnel que cruza el Parque Virgiliano, ver la calle principal de Fuorigrotta y…finalmente, deleitarme con la estampa del Estadio San Paolo junto a la Mostra.

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He de decir que la Feria no estaba mal. Muchos pequeños puestecitos donde otros eventos trataban de promocionarse, algunas asociaciones de estudiantes, algunos puestos de productos para el corredor y un diminuto stand de Adidas para adquirir la edición especial de unas zapatillas “Media Maratón de Nápoles”.

Tras pasear un poco por la Feria y echar buenas fotos, decidí que era hora de volver a casa. Por supuesto…después de caminar más de 2 horas en la ida, no pensaba hacer lo mismo a la vuelta. Es por ello que decidí tomar la línea M2 en la estación de “Campi Flegrei”, la cual te deja en Piazza Cavour o en Montesanto (tú decides). Además, es la línea de metro-tren que conecta con las zonas más alejadas de la región de Nápoles.

Paso ahora a contar “lo que mola”. Me desperté a las 7 de la mañana el domingo 5 de Febrero. Tocaba desayunar adecuadamente, ir hasta el lugar de la carrera y…hacerlo todo con tiempo, puesto que el espectáculo comenzaba a las 8:30.

A la hora citada, se dió el pistoletazo de salida. Comenzó la magia. Mi forma de afrontar la carrera sería “peculiar”. Nada de correr rápido, nada de competir. Simplemente disfrutar y echar fotos…¡y vaya si lo hice! Vaya fotazos que me salieron.

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El recorrido comenzaba en la Mostra de Oltremare. Llegaba y recorría todo el Lungomare, subía hasta Piazza del Plebiscito, tornaba en dirección al Maschio Angionino. De ahí a Corso Umberto ida…y vuelta, subir todo Duomo, girar cuando llegamos a Vía Foria, pasar por delante del Museo Nacional, bajar por Toledo, de nuevo Piazza del Plebiscito, Lungomare y…a disfrutar el resto de nuevo hasta Oltremare.

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La carrera es francamente alucinante. Está muy bien organizada, algo digno de mencionar en una ciudad como Nápoles. Quedé muy impresionado con los cortes de tráfico tan certeros, precisos y estrictos que realizaron. ¡Un fin de semana!

Había miembros de la organización, voluntarios, protección civil, la cruz roja, etc. Cada pocos metros. Los avituallamientos muy bien situados. El recorrido, de nuevo, precioso. Recorrer cada uno de los rincones del centro de Nápoles corriendo con los más de 4.000 inscritos…¡una puta pasada! Lo único que me faltó, y que lo achaco tanto a la hora como a la falta de “cultura running” en Italia, fue público animando.

Y sin dudas, lo más emotivo y lo más precioso es la llegada. Esa Mostra de Oltremare que te recibe con los brazos abiertos. Esa fuente de casi 300 metros de largo totalmente activada, escupiendo agua a tus pies, la música sonando a tope y la “alfombra del triunfo azul” justo antes de entrar por el arco de meta, con las banderas de los países a ambos lados. En serio, la mejor media maratón de mi vida.

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Animo a todos aquellos que lean a esta entrada, a plantearse correr esta prueba (si tienen opción), al ritmo que sea. Sólo por disfrutarla, por vivirla, por sentir Nápoles desde otro punto de vista. Me lo pasé tan bien, incluso parándome echando fotos, que me salió un tiempazo que no diré…lo podréis ver al final de este vídeo.

En fin. Que fue un fin de semana grandioso y concretamene, una mañana impresionante. Es de las mejores experiencias que me llevo de esta erasmus, de esta ciudad. Nápoles te encandila, te enamora y te sorprende si le das tu cariño.

El resto de mi experiencia la subiré a mi web deportiva “www.medrunning.com”. Espero que esta entrada os sea de utilidad, que os animéis a correr y preparar esta carrera, o simplemente ir a verla. Y hasta entonces, me despido. Ciao tuttifruti.

Quartiere Avvocata. Caminando por Nápoles.

Aprovechando la luz del día y el buen tiempo, no hay nada mejor que aprovechar el fin de semana para caminar por Nápoles. No simplemente yendo a los lugares de siempre, si no descubriendo nuevas calles, nuevos negocios, etc. En general, dejarte llevar por el viento, por las piernas…y por el sentido común, evidentemente.

Es por ello que decidí adentrarme en el Barrio de Avvocata. Al sur, limita con el barrio de Montecalvario (parte del famosos barrio español), está prácticamente al lado de Piazza Dante (de hecho, accedí a él por esta Piazza) y es la zona que engloba una de las calles más conocidas y transitadas de Nápoles: Via Salvator Rosa.

Era un barrio que siempre me había llamado mucho la atención. Durante el día, está llenísimo de gente y de pequeñas tiendecitas que venden pescado y fruta a buen precio, así como de muchos más negocios donde se puede adquirir casi de todo.

Además, es un barrio relativamente tranquilo y seguro de transitar (al menos, durante el día). En él he podido encontrar la estación de Montesanto, cuya fachada principal me ha encantado. Se nota que es bastante reciente y que la cuidan adecuadamente. En su interior, puedes coger el funicular que te lleva prácticamente a lo alto de Nápoles.

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Me he seguido adentrando, siguiendo el fluir de la gente arremolinada en las calles. De nuevo os reitero que aquí se puede comprar pescado a buen precio…ya entenderéis la importancia de esta afirmación. Llegados a cierto punto, he entrado en el Ospedale Pellegrini, el cuál no sabía de su existencia. Al ser un Hospital…he sentido la imperiosa necesidad como buen sanitario que soy, de echarle un ojo a su interior.

Nada más cruzar el arco de entrada, he llegado a una pequeña plazoleta rodeada por el complejo hospitalario, salvo por la fachada principal, que era…¡una iglesia!. Además, bastante bonita. Pienso que vale la pena darse una vuelta por este barrio, tan solo por el buen ambiente que tiene y por las zonas que os estoy describiendo.

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El interior es aún más impresionante. Desconozco si estará abierta al público habitualmente en los horarios habituales, pero los domingos…es más que probable que durante la misa, podáis disfrutar de entrar en su interior.

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Por supuesto, he podido realizar muchas más fotos de este lugar y del barrio en cuestión. Esas fotos las iré subiendo, por supuesto, a la cuenta de instagram @anatomiadenapoles, que para eso está. Pero aún así, la iglesia era una pasada.

Tras visitar Avvocata, he terminado saliendo a Piazza Caritá. De ahí, he vuelto a Piazza Dante para deleitarme con un pequeño mercadillo gastronómico que sólo está disponible los últimos domingos del mes, durante la mañana. Pequeño truco.

Es entonces cuando mi amigo Mario, me ha comentado que estaba en Piazza del Plebiscito. Después de recorrer una abarrotada Vía Toledo, he conseguido llegar a la citada plaza. Allí me estaba esperando y, aprovechando que estaba abierta la Iglesia de Plebiscito…hemos entrado a verla. Después de cuatro meses en Nápoles, hoy era el primer día que he podido entrar, que estaba abierta. Y aunque no he hecho fotos…es impresionante. Con una estructura parecida al Panteón de Roma.

La siguiente parada ha sido el Lungomare, donde nos hemos encontrado con mi amiga Berta y sus acompañantes: Martín y Alessandra. Hemos estado caminando “insieme” (juntos) durante un buen rato, charlando y disfrutando del sol por el paseo marítimo. A la hora del almuerzo nos hemos separado y Mario & Mi menda hemos ido a por unas Pizzas Fritas a la Zia di Sorbillo. La mia de Prosciutto y la suya de Cicolli.

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Hemos disfrutado de estas delicias napolitanas sentados en las escalinatas de Plebiscito, con el sol de cara, viendo a la gente inundar el lugar…¡que gozada! A continuación, tocaba buscar un lugar donde acompañar la pizza con un típico postre napolitano. ¿Dónde mejor que Galeria Umberto I, para encontrar una de las mejores pastelerías turísticas de la ciudad?

Al inicio de una de sus entradas se encuentra este pequeño negocio, donde hay un stand repletito de dulces típicos napolitanos y de Italia. Casi siempre está lleno de gente y la calidad es bastante buena (aunque son algo más caros que en otros lugares).

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Lo mejor si compras los dulces en este puestecito, es andar hasta el otro lado de la Galería y salir a Piazza Municipio. Allí nos hemos vuelto a sentar tranquilamente al sol, para disfrutar con calma de nuestros dulces y admirar el Castell Nuovo.

Después hemos bajado hasta el Puerto. Mario me ha enseñado la zona desde donde parten los Ferrys y el resto de embarcaciones que van hacia las islas (Ischia, Capri, Procida, etc). Andando por dichas instalaciones portuarias, se llega prácticamente a Via Duomo. Hemos recorrido el vial hasta llegar a Via Foria, y después, pa casa.

Ha sido un día muy bueno que quería compartir. Cada vez está más cerca el momento de volver a Sevilla y que se acabe mi erasmus. Es por ello que cada vez valoro y disfruto más de estos “pequeños” paseos de fin de semana. Es algo que recomiendo a todos los que visiten Nápoles por un tiempo prolongado: salid a pasear, adentraos en otros lugares que no conozcáis, perdeos con moderación por las calles napolitanas.

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Y hasta aquí mi pequeña experiencia. Espero que esta entrada os sea de utilidad. He ido dejando información útil a lo largo de ella, sobre todo para hacer compras. Si salís de paseo por Nápoles y queréis recomendarme alguna zona o contarme vuestra experiencia, no dudéis en dejarme un comentario. Hasta entonces: ciao tuttifruti.

Llegar Gratis del Aeropuerto al centro de Nápoles

Bienvenidos a una de las entradas más útiles (considero), que he escrito hasta la fecha. Como podéis intuir, la ciudad de Nápoles cuenta con un pequeño aeropuerto situado a las afueras donde arrivan cada día centenas de visitantes.

Desde España llegan vuelos desde Barcelona, Madrid, Valencia, etc. Incluso proximamente desde Sevilla. Por tanto, se hace necesario conocer cuáles son las opciones más económicas, rápidas y cómodas para ir desde el aeropuerto al centro.

Antes de desvelar la opción clave para llegar gratis o gastando mucho menos que en las otras opciones, déjame contarte el resto:

  • Opción 1. Coger un taxi: sin dudas, la opción más cara. Nada más salir del aeropuerto te encontrarás varios taxis aparcados y a varios taxistas ofreciéndote sus servicios. Por unos 10 euros (negociables si sabes regatear), te dejan en el centro de la ciudad. Si vais varias personas quizás sea la mejor opción, aunque te arriesgas a que te estafen, a que te den vueltas por toda Nápoles y a comerte un gran atasco. Yo no la recomiendo ni para los “guiris”.
  • Opción 2: ALIBUS: probablemente la opción más conocida y la única que te recomendarán (incluso en el aeropuerto). El Alibus es un servicio de autobús interurbano ofrecido por la compañía que gestiona el transporte de la ciudad. Es un bus directo que parte desde el aeropuerto de Capodichino (a 2 minutos andando de la puerta principal del aeropuerto) hacia Piazza Garibaldi (estación central) y hacia el Molo Beverello (muelle de la ciudad). Ninguno te lleva al centro. Además, la parada de Piazza Garibaldi ni siquiera está cerca de la estación…tienes que andar como 5 minutos para llegar a ella, puesto que está en la otra punta, en la zona norte casi llegando a la Calle Corso Umberto I. Es cierto que es un bus directo, cómodo y seguro…pero no es una opción “perfecta”. El viaje te cuesta 4 euros adquiriendo el billete en el aeropuerto, en quioscos o en el propio autobús y te sirve durante 90 minutos para poder tomar otros medios, por ejemplo, el metro. Dicen que si compras el billete con antelación en puntos de venta autorizado te sale por 3 euros…yo aún no he conseguido encontrar esos puntos de venta. En cuanto a la frecuencia, salen cada 20-25 minutos. Puedes consultar los horarios aquí.

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  • Opción 3. A pie: evidentemente, es gratuito pero no lo recomiendo ni siquiera para el más aventurero. El centro está a más de una hora caminando a buen ritmo y el recorrido pasa por algunas zonas de dudosa seguridad de la ciudad, incluso siendo de día. Por tanto, no recomiendo esta opción a nadie.
  • Opción 4. Bus Linea 182: para mi, sin dudas, la mejor opción. La parada está situada en “Viale Umberto Maddalena”, una calle que está a unos 10 minutos andando del aeropuerto. El vial está al lado de la puerta central del aeropuerto, pero debido a que la instalación está rodeada por un muro…tienes que caminar hasta rodear prácticamente todo el aeropuerto. En cuanto a la parada, existen dos. Una que va en dirección a diversos barrios de Nápoles (la que está más pegada al muro) y la otra, que está un poco más adelante, que va hacia Piazza Dante y hacia Museo (centro de la ciudad de Nápoles prácticamente). Asegúrate de que estás en la parada correcta. Si quieres ir al centro, tendrás que tomar la parada que te fuerza a cruzar la carretera. De todas formas, aquí os dejo unas instantáneas del lugar. El autobús es prácticamente GRATIS, nadie lo paga. Simplemente lo paras con la mano y te subes. Hace más paradas que el Alibus y el recorrido es distinto al del Alibus, con más baches, pero totalmente seguro. La única desventaja es que tienes que andar para llegar a la parada y que el lugar donde está situada es de dudosa seguridad (sobre todo, de noche). Sin embargo, a mi parecer, es la mejor opción para ir desde el aeropuerto de Capodichino hacia el centro de la ciudad. Es gratis y te deja realmente en el centro. La frecuencia aproximada de paso es de 28 minutos. Horarios AQUÍ.

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Personalmente he estado cogiendo todo el tiempo el Alibus, siempre que llegaba al aeropuerto de Nápoles. Es la opción más cómoda y la más segura, pero no la más barata. Andando un poquito más puedes tomar un bus “normal” de Nápoles que además te deja directamente en la zona centro de la ciudad.

Es cierto que la frecuencia de paso de la línea 182 es algo mayor que la de Alibus, que la parada está situada fuera del aeropuerto y tienes que andar un poco y que el lugar no es el mejor, pero si estás acostumbrado a viajar y sobre todo si eres erasmus como yo…la línea 182 es la mejor opción sin dudas. Cuestión de hacer balance.

Espero que esta entrada os haya ayudado a conocer otras alternativas para ir desde el aeropuerto al centro y viceversa. No todos conocen las alternativas e incluso en el aeropuerto, no te hablan de ellas. Por tanto, hay que darles difusión.

Si alguna vez has tomado alguno de estos medios de transporte, déjame un comentario con tu experencia. ¿Qué tal te fue? ¿Qué cambiarías? ¿Te atreverías a coger un medio alternativo? ¿Conocías las otras opciones?. Ciao tuttifruti.

Año atípico en Nápoles

A escasas horas de volver a mi destino erasmus, he estado reflexionando sobre las peculiares variantes naturales que se están produciendo en él. Desde los terremotos que han asolado regiones como Amatrice (y se han sentido en todo el país), hasta las actuales heladas y nevadas que se están dando por toda su geografía.

Hace unas semanas, me tocó tranquilizarme a mi mismo y a las personas que se preocupan por mi, sobre el tema de los terremotos. Es cierto que Italia está bastante más acostumbrada que España a este tipo de cambios geológicos, pero aún así, 2016 ha sido un año jodido y con más actividad sísmica que de costumbre.

Pese a que los terremotos tuvieron su epicentro en el centro del país, recuerdo cómo mi compañero de piso llegó a sentir este tipo de seismo desde la ciudad napolitana. Incluso más adelante, me enteré de que las instituciones pertinentes estaban muy pendientes del Vesubio puesto que había empezado a echar: “más humo de lo normal”.

Todo ello me lleva a la conclusión de que aquellos que residan en Nápoles, deben acostumbrarse a la posibilidad de que haya seismos y a la de estar viviendo bajo uno de los mayores “escupemagma del mundo”. Un volcán que asoló ciudades en el pasado y que pese a estar “tranquilito”, puede volverse loco cuando así lo desee.

Después está el tema del Smog. Es cierto que el tráfico infernal, la contaminación de las fábricas, del puerto, etc…predisponen a que este efecto sea un “habitual” napolitano. Sin embargo (y que me corrijan si me equivoco), este año he vivido dos picos de este efecto que me dejaban literalmente “encerrado” en el piso sin ganas de salir porque básicamente me asfixiaba, me agobiaba respirar el aire de la calle.

Pero de todas formas, esto no es algo exclusivo de Nápoles y en ciudades como Madrid o Barcelona también se produce este asqueroso efecto del cual no tiene culpa la ciudad, tienen la culpa los humanos que la contaminan. Y punto.

Por último está el tema del frío. Tenía entendido que Nápoles tenía un clima Mediterráneo y si encima tiene al lado el Mar…en teoría las temperaturas serían más suaves tanto en verano como en invierno. Sin embargo éste está siendo un invierno glacial, polar, helado. Un invierno con temperaturas por debajo de los 0 grados.

Durante mis días en Sevilla me han ido mandando fotos, noticias, vídeos…de las heladas y nevadas en distintos sitios de Italia y de Nápoles. Ver el Vesubio nevado en su cumbre es impresionante pero también lo es el frío que arrecia la ciudad.

Ya me comentaron que el invierno en Neapolis era intensito, pero no sospechaba que pudiera alcanzar unas cotas tan bajas. Pese a todo, estoy deseando volver para poder disfrurar un poquito de las vistas, de la climatología y…si puedo, de la nieve.

Todo ello convierte a Nápoles en una ciudad interesante, trepidante, loca. Una ciudad que está dándome caña en mi año erasmus, que está saliendo más de lo normal en los telediarios de mi país, que está haciéndose eco entre mis conocidos. Sí, es cierto que está siendo un año atípico pero…¿qué sería de la vida sin extremismos?

Y bueno. Es todo lo que tengo que decir por el momento. Me gustaría saber cómo están viviendo otros erasmus este tipo de reflexiones, qué opinan ellos sobre este tema, etc. Pero por suerte o por desgracia, esta bitácora está destinada a la clandestinidad relativa. Es por ello que si alguna vez, querido lector, encuentras estas palabras…espero que te tomes la molestia y me dejes un comentario con lo que piensas. Ciao tuttifruti.

Comprar o no comprar el abono de metro en Nápoles.

¡Feliz año a todos! Empezamos el 2017 hablando de uno de los temas más relevantes para todo turista de estancia media-larga en la ciudad de Nápoles (erasmus inclusive). ¿Vale la pena sacarse el abono mensual/anual del metro de Nápoles?

Pero antes de responder a la pregunta, déjame que te cuente un poco más sobre este medio de transporte. Actualmente, el metro de Nápoles o “metropolitana” es una de las principales (y más cómodas) formas de viajar tanto por el centro como por la periferia de la ciudad. Incluido el peligroso barrio de Scampia (M1-Piscinola).

De hecho, los napolitanos están más que habituados a emplear este tipo de transporte y a nivel universitario se emplea muchísimo. Especialmente porque muchas facultades no están en el centro de Nápoles… y por que es más cómodo que andar.

Además, el sistema funciona bastante bien, con una aceptable frecuencia de paso y con una pequeña galería de arte/peculiaridad en cada una de las estaciones que conforman el sistema. Por ejemplo: la estación de Toledo tiene las paredes hechas con pequeños azulejitos de color azul y con mosaicos con motivos marinos. ¿La razón? Es la única estación que se encuentra por debajo del nivel del mar. De ahí el color.

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Imagen de: intriper.com

Todo ello lleva a la conclusión de que usar el metro de Nápoles, es más que recomendable. Sin embargo, a largo plazo puede ser algo caro…especialmente cuando eres un estudiante y vas con el cinturón apretado todos y cada uno de los días.

El billete simple cuesta 1 euro y, a partir de Enero de 2017 costará 1,10€. Este precio se irá incrementando paulatinamente con el paso de los años, puesto que el objetivo es alcanzar los 1,30 euros. Así lo anuncia la web “NapoliDaVivere“.

De forma puntual, el billete simple puede ser la mejor opción para desplazarte de una punta a otra de la ciudad. Por ejemplo: yo tengo que ir los lunes y los jueves la Universidad Parténope que se encuentra junto al puerto. Teniendo en cuenta que vivo en Materdei, lo más normal sería que cogiese el metro. En metro tardas unos 10 minutos. Caminando (cuesta abajo), tardas una media de 35 minutos. ¿Tú que harías?

Sin embargo, para el día a día el metro es totalmente prescindible salvo situaciones excepcionales. Para turistas o para erasmus que tengan que desplazarse muchísima distancia porque tengan poco tiempo o pocas ganas de caminar, el metro es esencial. Sin embargo la mayor parte de la actividad de la ciudad se localiza en unos escasos 2-4 kilómetros andando (como mucho), por lo que el metro…no tiene sentido.

Pensando en el gasto por ejemplo (y retomando mi caso). Dos días en semana ida y vuelta, me costaría 4,4 euros en 2017 que, por cuatro semanas, harían un total de 17,6 euros. Si, me ahorro un par de horas andando, pero me gasto casi 20 eurazos.

De hecho, al día suelo realizar una media de 10-15 kilómetros exclusivamente andando porque desde mi punto de vista…no tengo necesidad de usar el metro (puesto que me encanta caminar y no veo necesidad de gastarme el dinero en metro).

Con estos comentarios llegamos a la duda que plantee al principio de la entrada: ¿vale la pena sacarse el abono mensual o el anual?. El billete simple, cuesta 1,10 euros. El semanal vale 12 euros. El mensual vale 35 euros y el anual vale 235 euros.

Si eres un TURISTA que va a pasar al menos una semana en Nápoles, mi consejo es que sin lugar a dudas te saques el abono semanal. Principalmente por que tu misión es hacer turismo, ver la mayor cantidad de sitios en el menor tiempo posible.

Si eres un erasmus, ni de coña te saques el abono semanal…no vale la pena. Sin embargo, plantéate sacarte el mensual en aquellos meses en los que vayas a necesitar desplazarte a puntos más lejanos de la ciudad o bien cuando la climatologia no acompañe (especialmente en los meses de invierno, donde la lluvia arrecia).

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Imagen de: loqueva.com

En cuanto al anual*…teniendo en cuenta que los erasmus estamos como máximo 10 meses y como mínimo un cuatrimestre (4 meses), debes pensarte bien si te vale la pena o no gastarte 235 eurazos. Es cierto que objetivamente hablando, vale la pena. Si haces una media de dos viajes al día (2,20) durante 30 dias, te gastas 66 euros. Si estás cuatro meses, te gastas 264 euros en metro…te sale rentable sacarte el bono anual. Si pasas 10 meses, te gastarías 660 euros…te sale jodidamente rentable el bono anual.

Por tanto. El bono semanal está pensado para turistas que vayan a pasar unos días en Nápoles. El bono mensual, para los visitantes/erasmus que vayan a pasar un par de meses, que sólo quieran usar el metro en determinados momentos del año o que no deseen gastarse un pastizal en el bono anual y sólo quieran usar el metro en invierno.

Y en cuanto al bono anual*, es altamente recomendable para los visitantes y erasmus que vayan a pasar una larga estancia en Nápoles y que ni les mole caminar, ni les guste perder el tiempo. Pero sobre todo, por que es la opción más cómoda-barata para moverse por Nápoles durante el tiempo que vivas en ella.

Entonces yo, ¿por qué no me compro el bono mensual ni el anual? Muy simple, porque en mi día a día aprovecho el viaje de ida (Materdei – Seconda Universitá junto a Piazza Miraglia, 15 minutos) para caminar, despejarme, disfrutar del comienzo del día. Aprovecho el viaje de vuelta (30 minutos, porque es cuesta arriba) para desviarme para hacer la compra, despejarme de toda la mañana viendo pacientes o tomar el sol.

Es cierto que a veces es un coñazo. Sobre todo cuando tienes que cargar con la compra o cuando la meteorología no acompaña, pero personalmente me chifla caminar. Además, soltar 235 pavos no es fácil para todo el mundo, sobre todo para los erasmus que recibimos una mierda de dotación económica o que no somos de clase “alta”.

Es por ello que por placer y por economía, en mi caso no me compro el bono anual. Y de hecho, aunque es objetivamente la mejor opción, no es la única y se sobrevive estupendamente. El bono es recomendable, pero no es imprescindible.

Hasta aquí la primera entrada de 2017. Espero que os haya gustado y que si tenéis alguna duda u opinión no dudéis en dejar un comentario. Si la información te ha resultado útil, échanos un cable y compártela con otras personas. Ciao tuttifruti.

*Anexo: un amigo napolitano me comenta que los bonos también permiten acceder a otros servicios de transporte como el bus y el funicular. Además, existen descuentos para estudiantes a nivel del bono anual costando 164,60 el abono sólo para Nápoles y 176,4. Os recomiendo acceder al sitio “Unicocampania.it” para profundizar sobre esta información y sobre los requisitos para poder acceder a esta oferta.

En mi caso, recuerdo que me comentaron que existía un descuento para estudiantes pero que no era especialmente sustancial (unos 10-15 euros). Dicho comentario me lo hicieron desde Erasmuspoint, así que…mejor que investiguéis por vuestra cuenta.

Pinchando en el link de “Unicocampania” que está arriba podréis concultar información sobre la normativa, sobre las modalidades y sobre los tipos de tarifas (2015) incluyendo esta pequeña tabla que os adjunto. Lo importante, es informarse.

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Vuelve a casa, por Navidad

Lo sé. El título es el eslogan del famoso turrón “El Almendro”. Sin embargo, es la frase con la que más me he identificado estos días. Después de casi tres meses fuera de mi ciudad, de mi casa, alejado de los míos…tocaba volver por Navidades.

El viaje fue largo. Para que engañaros. En el futuro quizás las cosas cambien pero, para ir desde Nápoles hasta Sevilla y que no te salga por un “ojo de la cara”, hay que hacer malabares. De hecho, han sido 12 horas de malabarismos.

Primero, coger el metro desde Materdei hasta la estación de Garibaldi. Por favor, no seáis igual de gilipoyas que yo y mirad bien antes de pagar el metro. En Nápoles, mucha gente se salta sin pagar, se cuela o directamente se enfrenta a los vigilantes.

En mi caso, fui tan subnormal que metí 2 monedas de 1 euro en la máquina (porque el billete ese día supuestamente valía 1,50)…y después me di cuenta de que la máquina estaba fuera de servicio, que la garita del vigilante estaba vacía y que había una puerta abierta. Malgasté 2 euros, por ser honrado y legal. Fuck them.

En fin. Una vez que llegué a Garibaldi, tocaba recorrer de una punta a otra la estación para llegar a la zona de los buses. Por cierto…esta parte de Nápoles por la noche, no sólo está vacía si no que además, no os la recomiendo. Es peligrosa.

Después de una hora esperando, subí al Fiumicino Express con rumbo al aeropuerto de Roma. Fueron casi tres horas circulando por las carreteras “de mierda” de Italia. Una vez en el aeropuerto, tuve que esperar hasta las 03:30 a que abrieran las puertas.

En el interior, me encontré con una señora borracha que no sabía porqué estaba en Roma…que, literalmente, me pidió follar cuando tuve la amabilidad de acompañarla hasta el baño para que pudiera beber agua y que terminó estrellando un carrito de equipaje contra una de las puertas de cristal del aeropuerto (no se rompió xD).

Una vez dentro del aeropuerto…tocaba esperar hasta que saliera la puerta de embarque. Cuando lo hizo, me moví desde la T2 hasta la zona de Ryanair que está literalmente a “tomar por culo” andando (unos 10 minutos). Otro rato de espera.

Respecto al avión, nada interesante que aportar….es un coñazo. Y por fin, a las 9:30 de la mañana, aterricé en Sevilla. Lo mejor sin dudas fue ver a mi familia, abrazarles, disfrutar de ese momento de reencuentro típico que se suele ver en los telediarios. Por que sí, es verdaderamente tan emocionante como se ve en la tele.

Fueron prácticamente 12 putas horas desde que salí del piso en Nápoles (22:00 PM) hasta que llegué a Sevilla (10 AM). Espero que los vuelos directos Nápoles – Sevilla (a partir de Mayo 2017), sean baratos y de calidad, porque la otra opción es tremendamente dura a nivel físico y psicológico. Pero bueno, es lo que hay. Para que luego digan que los erasmus viven “de puta madre” y que tienen una beca estupenda.

Respecto a las sensaciones al volver a casa…los primeros días han sido increibles. Todo el rato feliz, eufórico, sonriendo, extasiado. Estar de nuevo junto a los tuyos es brutal. No sabía cuantísimo podía echarles de menos. Además, he ganado un kilo en una semana (creo), porque no he parado de comer el sinfín de cosas que no he podido comer en Nápoles: pescado, queso, los guisos de mis padres, dulces navideños típicos..

Estoy muy feliz de volver a casa y sé, que cuando toque regresar lo voy a pasar mal. Me queda de consuelo que recibiré visita al día siguiente de mi retorno y que volveré a Sevilla en Febrero para correr la maratón de la ciudad. Menos mal.

Aún así, he de confesar que también echo de menos la independencia, el tener mis propios horarios, el no depender de nadie, la libertad para hacer lo que quiera cuando quiera y donde quiera, mi propio espacio, etc. También echo de menos Nápoles como ciudad, sobre todo por las zonas que tanto adoro (Lungomare y Capodimonte). Es cierto que Sevilla y sus pueblos son preciosos y los quiero con locura. Pero en mi casa, no puedo encontrar los paisajes y rincones que me proporciona Nápoles.

También echo de menos escuchar a mi alrededor el Italiano, las pizzas napolitanas, el ir a hacer la compra o cocinar en base a lo que “me ofrece la ciudad”, etc. Y un poco, sólo un poco, echo de menos la soledad (si, soy algo masoquista).

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Parece que la Erasmus es como un sueño idílico para el estudiante, pero no es así. Conlleva muchísimas cosas que te afectan en todos los campos de tu vida. También te das cuenta que en parte, te cambia la personalidad y la forma de ser. También te hace darte cuenta que las cosas en tu ciudad, en tu casa, en tu familia, también cambian.

Te pierdes muchas cosas, pero disfrutas de muchas otras. Como diría un buen andaluz y traducido al italiano: “seno e zuppa non ci entra tutto in bocca” (teta y sopa, no entra todo en la boca) que para el resto de españoles, significa que no todo se puede tener en esta vida, que hay que elegir. Eso es la vida erasmus.

En fin. Quería dejar reflejadas estas emociones, estas experiencias y haceros partícipes de ellas. Si alguien lee esto y está pasando por lo mismo, supongo que me entenderá. Dájame un comentario para contarme tu propia experiencia, por favor.

Espero que paséis unas felices fiestas con los vuestros, que disfrutéis de su compañía, que valoréis lo que tenéis y que os dure la felicidad mucho tiempo. Para finalizar, quería avisaros de que tengo una cuenta de Instagram dedicada única y exclusivamente a subir fotografías de mi viaje napolitano y de Nápoles (aunque también subo fotos de otras ciudades). Si queréis seguirla, se llama @anatomiadenapoles. Ciao tuttifruti y…¡Buon Natale!